David Carabén ya pasó hace unos años los 40. Sigue picoteando de las distintas facetas que le alimentan (en todos los sentidos): los programas de entrevistas que presenta en la televisión catalana, la columna que escribe cada semana en La Vanguardia sobre fútbol, el bar que ha abierto hace poco con su mujer en Barcelona y Mishima, donde vuelca el resto de experiencias en sus canciones. A pesar de su versatilidad, los años le han aportado tranquilidad y perspectiva. Ara i Res, el último disco de Mishima, lo refleja.
"Me he esforzado más que nunca en ser inteligible en las letras. He contado más escenas, he descrito personajes… todo con una línea más clara, porque quería huir de esa tendencia mía tan natural de la metáfora de la metáfora", cuenta Carabén que, curiosamente, ha elegido unas ilustraciones muy difusas para el disco: "Son dos fotos mal reveladas de momentos aparentemente felices como una fiesta o un día en la nieve pero a las que les falta algo. Tiene esa ambivalencia". La misma que se repite en sus letras, la misma de la vida.
En este disco también hay dos canciones instrumentales y dos poesías adaptadas, una de WH Auden (Qui més estima) y otra de Joan Vinyoles (Tot són preguntes). "Con el tiempo te das cuenta de que un poema habla más de ti y habla del momento en el que te encuentras de lo que pensabas. Ara i res de Vinyoli describe este momento. La primera canción (una sola manera) cuenta que no hay una sola manera de querer, de perder… Nos pasamos desde los 12 años, desde que empiezas a construir tu identidad, intentando buscar las certezas: ¿Cuál es mi sexualidad? ¿Cuál es la chica que me gusta? ¿Cuál es mi grupo de música preferido? ¿Cuál es mi vocación? A partir de cierto momento ya has experimentado con todo y ya no necesites las certezas y te gusta jugar con los límites de lo que ya has encontrado. El ara i res es esto".
Escucha la entrevista completa a Mishima en 'Fuego y Chinchetas'
Las letras de Carabén están llenas de gastronomía. Desde las olivas de Irlanda inventadas de Hasta que lo miras a Posa’m més gin, David!, la canción más visual de todo el disco: "Siempre he usado la metáfora del alcohol para hablar de la vida y en esta canción he querido ir al primer episodio a mi relación con el alcohol que es incluso anterior a que yo lo probara. Ese momento en el que eres niño y los padres reciben amigos en casa y no te quieres a dormir y te convierten en camarero. Empiezas a servir copas y yo recordaba a la mujer de un amigo de mi padre que, con los ojos encendidos, me decía "ponme más gin, David". Claro, sin haber probado la ginebra nunca en tu vida, piensas aquí debe haber algo interesantísimo, si esta persona lo necesita tanto… Es el nacimiento de la fascinación por el alcohol, que también es el momento de la fascinación por la vida". Una fascinación por la vida que le sigue acompañando a los 45 años.
"Me he esforzado más que nunca en ser inteligible en las letras. He contado más escenas, he descrito personajes… todo con una línea más clara, porque quería huir de esa tendencia mía tan natural de la metáfora de la metáfora", cuenta Carabén que, curiosamente, ha elegido unas ilustraciones muy difusas para el disco: "Son dos fotos mal reveladas de momentos aparentemente felices como una fiesta o un día en la nieve pero a las que les falta algo. Tiene esa ambivalencia". La misma que se repite en sus letras, la misma de la vida.
En este disco también hay dos canciones instrumentales y dos poesías adaptadas, una de WH Auden (Qui més estima) y otra de Joan Vinyoles (Tot són preguntes). "Con el tiempo te das cuenta de que un poema habla más de ti y habla del momento en el que te encuentras de lo que pensabas. Ara i res de Vinyoli describe este momento. La primera canción (una sola manera) cuenta que no hay una sola manera de querer, de perder… Nos pasamos desde los 12 años, desde que empiezas a construir tu identidad, intentando buscar las certezas: ¿Cuál es mi sexualidad? ¿Cuál es la chica que me gusta? ¿Cuál es mi grupo de música preferido? ¿Cuál es mi vocación? A partir de cierto momento ya has experimentado con todo y ya no necesites las certezas y te gusta jugar con los límites de lo que ya has encontrado. El ara i res es esto".
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Las letras de Carabén están llenas de gastronomía. Desde las olivas de Irlanda inventadas de Hasta que lo miras a Posa’m més gin, David!, la canción más visual de todo el disco: "Siempre he usado la metáfora del alcohol para hablar de la vida y en esta canción he querido ir al primer episodio a mi relación con el alcohol que es incluso anterior a que yo lo probara. Ese momento en el que eres niño y los padres reciben amigos en casa y no te quieres a dormir y te convierten en camarero. Empiezas a servir copas y yo recordaba a la mujer de un amigo de mi padre que, con los ojos encendidos, me decía "ponme más gin, David". Claro, sin haber probado la ginebra nunca en tu vida, piensas aquí debe haber algo interesantísimo, si esta persona lo necesita tanto… Es el nacimiento de la fascinación por el alcohol, que también es el momento de la fascinación por la vida". Una fascinación por la vida que le sigue acompañando a los 45 años.