Las razones de Mishima

David Carabén revela en un libro los orígenes de las canciones del grupo

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA
LUNES, 6 DE ABRIL DEL 2015
David Carabén, líder de Mishima.
Las canciones de David Carabén se alzan con todo su poder cuando Mishima las hace suyas y las brinda al público para que cada receptor les dé su sentido, pero, antes de que eso suceda, son aún un material gaseoso, alimentado de vivencias amontonadas, que el autor selecciona y esculpe a través de un proceso íntimo. Para explicar el origen de sus canciones, y no para descifrarlas, Carabén se decidió a escribir una serie de textos ilustrativos en 'La forma d'un sentit' (Ed. Empúries), su primer libro. «El propósito no es que se entienda el sentido de las canciones, sino que se sepa de dónde salen, porque el sentido se lo da cada oyente», precisa.

Iba a ser tan solo un acopio de letras de Mishima encabezado por unas notas introductorias, pero cuando Andreu Gomila, instigador del proyecto, le pidió que enriqueciera la edición con textos acerca de las canciones, no pudo resistirse, aunque era consciente del jardín en el que se metía. Salió del paso con una primera versión de la que no quedó satisfecho. «Me di cuenta de que trataba las canciones como obstáculos que debía superar y no contaba la verdad sobre sus orígenes. Me dije: 'David, cúrratelo un poco más'», confiesa. Se arremangó y acudió, sin mayores rodeos, a las experiencias y pensamientos que las inspiraron. «Para demostrar que las canciones son vividas de verdad», explica, poniendo como referente el volumen 'Crónicas', de Bob Dylan.
Carabén no teme que la información quite misterio a sus canciones, y no tiene problemas para exhibir debilidades o fracasos. Ahí están el fan de la música que admite sin manías sus influencias o motivos inspiradores (canciones de The Cure o Noël Coward en L'olor de la nit; Michael Nyman en 'Neix el món dintre de l'ull'; Yann Tiersen en 'Em dius adéu...'), y las diversas versiones de Carabén en modo vunerable, poco heroico: la humillación amorosa de 'Aguéev', la decepción sobre las posibilidades comerciales del grupo, que sobrevuela en 'Tot torna a començar', o la desolación tras perder una maleta llena de discos fundida con la noticia de la muerte de su padre en 'La vida tranquil·la'. donde una llamada teléfonica lo cambia todo como a Marcello Mastroianni en 'La dolce vita'.
La épica de Mishima no sería sólida ni creíble si no contuviera el otro lado de la moneda, esa narrativa más desamparada, donde el autor se expone sin condiciones. «Puedes levantar el vuelo en la medida en que seas capaz de ser generoso», resume Carabén, que estima que, después de todo, sus errores no son tan originales. «Puedo haberme emborrachado o comportado como un borrico, pero son las mismas cagadas que hace cualquiera, aunque luego yo eso lo elabore y lo convierta en canciones», explica el cantante y guitarrista.

Expresar sentimientos

Por 'La forma d'un sentit', que cuenta con un analítico epílogo de Sergi Pàmies, desfilan todas las canciones en catalán de Mishima (el autor siente que las primeras, en inglés, forman parte de otra historia) y no están ordenadas por discos, sino que dan forma a cinco capítulos que presentan una lógica argumental, a partir del «'t'estimo'» de 'Cert, clar i breu'. «La elegí para abrir el libro como una afirmación de pérdida de vergüenza al expresar sentimientos», revela. La pieza forma parte de 'Trucar a casa. Recollir les fotos. Pagar la multa' (2004). «El disco que hice tras la muerte de mi padre. Muy vivido. El momento en que me tomo todo esto en serio y le doy valor».
Es el combate de David Carabén no con la hoja en blanco, que no le intimida, sino con el cúmulo de ideas latentes susceptibles de convertirse en canción. «Es al revés: la página está tan llena de información que lo difícil es separar y escribir algo que funcione después de tantas canciones que ya se han escrito. ¡Ojalá el folio estuviera en blanco!», suspira Carabén, que presentará el libro el sábado en la Calders con Antonio Baños y ofrecerá un par de recitales en solitario, en torno al sustrato literario de las canciones, suyas y ajenas, en el Born (22 de mayo) y el Minipop de Tarragona (6 de junio).