El Periódico: David Carabén: "Ser del Barça y no ser cruyffista es casi una contradicción"

42 años. Con su grupo está girando su último disco, 'L'ànsia que cura'
J. C. A  BARCELONA

SÁBADO, 10 DE MAYO DEL 2014
El cantante de Mishima mamó cruyffismo desde su más tierna infancia. Era vecino de los Cruyff en la urbanización El Montanyà y se hizo íntimo amigo de Johan Jordi, con el que se pasaba horas jugando. Los Cruyff seguían el horario holandés y no tenían en su casa ni televisión ni teléfono, para no ser molestados. Muchas veces la familia Carabén les pasaba los recados. El padre de David, Armand, casado con una holandesa, fue clave, como gerente del Barça, en el fichaje de Johan Cruyff como jugador, en 1973.

«Ser del Barça y no ser cruyffista es casi una contradicción, es absurdo», asegura David Carabén (1971, Barcelona), que no comparte la tendencia del barcelonismo de dilapidar sus activos. «Cruyff ha sido una de las personas que más decisivamente ha contribuido a la época más gloriosa de este club, primero como futbolista, después como entrenador y luego con su influencia general en el fútbol. El cruyffismo es un invento del Barça y una de nuestras grandes aportaciones al fútbol. Gracias a él hemos tenido la mejor época, y luego también con Guardiola», asegura sin dudar el líder y cantante de Mishima, ahora difundiendo su último trabajo, L'ànsia que cura. «Pero este club es tan grande -continúa-que hay gente del Barça que es anti Guardiola. Sería como ser anti-Ferguson en el Manchester United, o anti-Di Stéfano en el Madrid. Ahí no pasa, ¿verdad? Pues es flipante, pero en el Barça suceden estas cosas».
Carabén no esconde su devoción por estos nombres -Cruyff, Guardiola, Laporta («uno de los mejores presidentes de la historia, con Hans Gamper y Agustí Montal»)- y su deseo de que alguno escriba un segundo capítulo en el club. «Como todo buen culé, me gustaría que Guardiola regresara en algún momento. ¿Laporta? Me gustaría pensar que el socio puede volver a confiar en él. Pero no sé si tendrá la fuerza y la energía para volver a ser presidente».
Carabén valora la importancia de tener un entrenador «con carisma y una autoridad indiscutible y convincente» para volver a la senda de los éxitos que el equipo ha abandonado con Martino. «Las propuestas que ha intentado para renovar nuestro estilo de juego no han cuajado -afirma el músico sobre Tata-. Y en cambio nos han hecho perder nuestros rasgos distintivos. Es decir, el control sobre los partidos con un centro del campo que mandaba. Ahora no se controlan los partidos y tenemos una defensa demasiado frágil. La pérdida de Thiago, además, fue un golpe muy duro. Era el relevo natural de Xavi, la correa de transmisión de esta tradición de juego.