ABC: Mishima: «Necesitábamos huir de la zona de confort»

Día 31/03/2014 - 01.52h

La banda barcelonesa explora el concepto de paraíso en su nuevo trabajo, «L'ànsia que cura»

Fueron de los primeros en llegar, mascarón de proa del pop catalán antes siquiera de que se intuyese ese estallido de creatividad que trajo el cambio década, y aquí siguen, celebrando su decimoquinto aniversario como banda y buscando nuevas maneras de seguir encabezando la vertiente más inquieta y poética del pop catalán. Maneras como las que exponen en «L’ànsia que cura» (Warner), trabajo que, como explica el cantante y compositor de la banda, David Carabén, retira la red de seguridad sobre la que habían levantado sus últimos tres trabajos y les asoma de nuevo al precipicio. «Teníamos que huir de la zona de confort para volver a sentirnos vivos y músicos», explica.

Es zona de confort no es otra que el estudio de Paco Loco en el Puerto de Santa María, donde la banda que completan Xavi Caparrós, Marc Lloret, Alfons Serra y Dani Vega había registrado «Set tota la vida», «Ordre i aventura» y «L’amor feliç», y que se ha visto reemplazada ahora por un estudio de grabación francés a las órdenes del productor alemán Peter Deimel. «Buscábamos huir de las apuestas estilísticas de Paco Loco, que nos han funcionado muy bien, para volver a crear espacios y silencios y no ir con más arreglos de los que pudiéramos tocar en directo», añade Carabén sobre un disco que, destaca, «suena más fresco y brillante».
Mishima: «Necesitábamos huir de la zona de confort»
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Portada de «L'ànsia que cura»
Ese era, de hecho, uno de los objetivos que perseguían después de explorar los límites del amor en su anterior trabajo, «L’amor feliç»:rebajar la carga de solemnidad que se suele asociar a sus trabajos y firmar un trabajo más «despreocupado». Un disco de pop «juguetón» en el que la influencia anglosajona arrincona ligeramente esa idea de chanson renovada con la que los barceloneses entraron en el estudio.
Sigue sonando a Mishima, sí, aunque conmenor gravedad y unas letras con las que Carabén intenta escapar de su fama de compositor críptico y complejo. «Siempre he puesto toda la carne en el asador en cada canción; me gusta el vértigo y esa forma de cautivar al espectador. La parte negativa de esto es que acabas siendo un pesado cuando probablemente en la vida no lo seas. Y si quieres que tu música tenga algo que ver con tu vida, has de cambiar algo», explica Carabén, quien, sin embargo, no renuncia a anudar temáticamente todas y cada una de la canciones.
«En el disco anterior el tema básico era el origen del amor romántico y de la canción popular, y este tiene que ver con la categoría mítica del paraíso», explica. Una docena de versiones de ese paraíso que el músico barcelonés concibe finalmente como un espacio en peligro. «¿Qué peligro? Pues seguramente el de ser músico, el de sentirme un privilegiado porque me dedico solo a la música y veo que ahora eso peligra por la crisis, porque vivimos en un país en el que tengo el público que tengo y me gano la vida mucho peor que antes de ser solo músico», explica el autor de «Mentre floreixen les flors»
Pese a todo, la banda sigue adelante y volverá a la carretera a partir del 12 de abril, fecha escogida para presentar su nuevo álbum en el Festival Strenes de Girona. Será la primera parada de una nueva gira que les llevará a pasar por festivales como el Primavera Sound, el Vida Festival, el Arenal Sound o el renacido Canet Rock, donde compartirán cartel conbandas amigas como Manel o Love Of Lesbian. «Sí que es cierto que nos ponen en el mismo saco que grupos como Manel o La Iaia, pero en realidad no tenemos tanto que ver con ellos como con Standstill o Love Of Lesbian. Son tan “abuelos” ellos como nosotros, y eso es un mérito. Lo difícil es durar», sentencia Carabén.
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