Notodo.com: L'amor feliç

http://www.notodo.com/musica/folk/3384_mishima_lamor_feli.html


Mishima o la redención del grupo de culto en viaje a la aceptación de la masa regional
Llega un punto en que es hasta fácil y cómodo ser un artista de culto. No sólo tendrás una buena reunión a tu costa de fanáticos dispuestos a comerte las babas (y lo que te apetezca que te coman) y aplaudir cada uno de tus pasos. Fieles esclavos de una ideología sectaria, conocida antes como indie y ahora como underground, que te obligan a permanecer en el molde sin poder quitarles los pelos de entre los dientes y la lengua. El problema, si es que lo es, es cuando esa figura de culto comienza a tener relevancia mediática, a formar parte de aquellos artistas olvidados que un día encuentran reivindicación generacional en el momento en el que menos se lo esperaban. Y no es queDavid Carabén y sus Mishima no estaban preparados para coger hilo de coser y aguja y practicar una sutura que los logre reconocer como figuras de un nuevo orden cancionista que, en realidad, llevaban practicando más de diez años, pero la reformulación de sus actos y de los hechos que van consiguiendo debe trastornar.
Como los habrá trastornado la gira de Ordre i Aventura, que los encontró como referentes de la nova cançó catalán(ist)a y como uno de los afluentes citados por ManelThe New RaemonEls Amics de les Arts y El Petit de Cal Eriljunto a Antònia Font (vale, Sisa también) y Pau Vallvé, entre otros, tras haber publicado cuatro discos y haberse pateado y horneado en los tugurios más salvajes y trash de la geografía catalana, sobre todo. Pues mira: lo que son ahora es una de las nuevas apuestas de un sello multinacional como Warner, y la política que ellos deciden aplicar es viajar al Puerto de Santa María, grabar con Paco Loco, entrenar el disco en el patio interior delMonkey Week y convertir a la épica folk regionalista que llevan practicando desde los anales de la formación en reivindicación y moneda de cambio de un grupo que, por encima de todo, pasa de modas, generaciones, escenas y aplausos y se centra en lo que siempre supo hacer: canciones bonitas y redondas.

La troika particular que Carabén y compañía ponen en práctica en su sexto LP, L’Amor Feliç es, otra vez, un compilado de felices depresiones poco convencidas de sí mismas, constantemente duales, con la expresión limitada en matices luminosos y la banda sonora perfecta de uno de esos días que, de tan cojonudos, acaban por tornarse grises y lluviosos. Allí conectan con cierto halo reformista del músico que comienza a tener la crisis de los cuarenta y que lucha contra los propios infiernos del éxito efímero y primerizo y el entendimiento de que, por encima de todo, lo que tiene son oportunidades, como puede suceder con discos como los de Julio De la RosaAbraham BobaSr. Chinarro o Fernando Alfaro. Y una oportunidad como L’Amor Feliç, una especie de superproducción a la nueva usanza, lamiéndose sus propias heridas e hirviéndose a tortazos en el local de ensayo, deja gemas que resonarán históricas en un repertorio que se antoja cada vez más maduro, adulto y aperturista, y permite que, ¿por qué no? TV3 Radio4 puedan elegir L’Ultima Ressaca (una canción de Standstill compuesta porCarabén), Ningú m’espera (épica de carruseles, alardes manelistas y marca de la casa de esta nova trova de cantores catalanes) o La vella ferida (esta última con una armonía más propia de Love of Lesbian) como cortinas radiofónicas de sus programas de máxima audiencia. Como tampoco chirriaría acercar a Els Crits a la psicopatía compositiva de Joan Miquel OliverEl camí més llarg a una especie de rock and roll ochentero con bastante de ese recitado laderista que Mishima puso de moda en la voz de Guillem GisbertNo existeix l’amor feliç a una especie de post-tango argentino, No obeir (¿la mejor canción del disco?) a una épica rock que parece compuesta tras un concierto de Arcade Fire o la fábula de carruseles radiofónicos de Ossos dins d’una Caixa. Una bonita ensalada de maneras catalanas trasladadas a un terrario en donde la comercialización de las buenas costumbres cancionistas y cultistas regionales acaban por satisfacer al más pureta, al desconocedor total de los discos de SisaLluis Llach y Pau Riba y a nosotros. Ya somos bastantes.